J.D. Salinger fue el autor de «El guardián entre el centeno», el himno literario de toda una generación. Sin embargo, su vida privada siempre estuvo rodeada de misterio y polémica. Tras diez años de investigación, el guionista y productor Shane Salerno resuelve las incógnitas con un documental y una extensa biografía donde reconstruye el perfil de uno de los escritores más enigmáticos del siglo XX. Guillermo Tupper.
(Artículo publicado en el cuerpo Vidactual de El Mercurio. Mayo del 2014)
El 6 de junio de 1944, el 12° Regimiento de Infantería de Estados Unidos desembarcó en Playa Utah. Era un día clave para el desenlace la Segunda Guerra Mundial: esa mañana, las fuerzas aliadas iniciaron una ofensiva letal en las costas francesas con el objetivo de liberar a Europa de los nazis. Bajo el estruendo los obuses de la artillería alemana, uno de los soldados de la unidad era J.D. Salinger, un joven de 25 años que creía ingenuamente que la guerra iba a ser una aventura romántica para romper con la burbuja neoyorquina en la que se había criado. Escondido entre los pliegues de su uniforme, Salinger atenazaba su tesoro más preciado: los seis primeros capítulos de su futura novela «El guardián entre el centeno». No solo eran su amuleto para sobrevivir. Tal como le reconoció a su profesor de escritura, Whit Burnett, eran la razón misma para aferrarse a la vida.
El «Día D» fue apenas la primera de cinco batallas cruentas en las que Salinger participó durante la Segunda Guerra Mundial. En su rol de agente del contraespionaje, interrogó a prisioneros, civiles, heridos y pudo constatar de primera mano el horror del combate. Estuvo en el tristemente célebre bosque de Hürtgen -también conocido como el «campo de la matanza»-, una de las batallas en suelo más sangrientas de todo el conflicto. Y también en Kaufering IV, donde fue uno de los primeros estadounidenses en experimentar el infierno vivido en los campos de concentración. Al finalizar la guerra, terminó internado en un hospital de Núremberg, diagnosticado con un estrés postraumático. Pero, en muchos sentidos, nunca abandonó ese lugar. Fueron las heridas dejadas por esa experiencia las que moldearon su personalidad como escritor.
«La Segunda Guerra Mundial fue el trauma que transformó la vida de J.D. Salinger para siempre. Si no fuese por la guerra, no estaríamos hablando de él en 2014», dice Shane Salerno, guionista, productor y co-autor de «Salinger» (Seix Barral), la biografía definitiva del escritor estadounidense y cuya versión en español ya se encuentra en librerías chilenas. «Llegó a la guerra como un niño rico de Park Avenue y salió de ella como un soldado torturado con un estrés post-traumático. Y ese es el origen de su voz como escritor. Es muy revelador que nunca haya permitido que sus relatos previos a la guerra fuesen publicados en un libro».
Salerno invirtió diez años de su vida y casi un millón y medio de euros para develar las interrogantes detrás de una de las figuras más enigmáticas del siglo XX. Al comienzo de su investigación, arrancó con tres metas: saber por qué Salinger dejó de publicar; por qué desapareció de la luz pública; y qué escribió durante los últimos 45 años de su vida. Bajo el título común de «Salinger», el resultado fue un esperado documental de dos horas estrenado en septiembre del 2013; y una biografía de 700 páginas firmada conjuntamente con el escritor best-seller David Shields. Aquí, los autores incluyen un montón de información que quedó fuera del filme, material visual inédito y testimonios de más de doscientos entrevistados -entre ellos, familiares, amigos y amantes- que reconstruyen el perfil del escritor.
«Durante este tiempo, fui encontrando distintas piezas para armar el puzzle y tratando de persuadir a ciertas personas para que se atrevieran a hablar», cuenta Salerno para Vidactual. «A veces tomó hasta cinco años convencer a alguien para que compartiera su historia con nosotros. Muy pocas personas accedieron al círculo más íntimo de Salinger y pude entrevistar a la mayoría de ellos. Y eso es ciertamente mucho más de lo que cualquiera pudo hacer previamente».
La novia que se fue con Chaplin
Salerno tenía diez años cuando leyó por primera vez «El guardián entre el centeno». Y, al igual que miles de adolescentes, quedó marcado por el personaje de Holden Caulfield, aquel chico inconformista y rebelde que se transformó en la voz de la juventud inadaptada de la post-guerra. De ahí en adelante se sumergió en la escasa pero contundente literatura de Salinger, conmovido por su uso del lenguaje, humor y visión del mundo. Y cuando decidió hacer un documental acerca de su figura, se dio cuenta que estaba frente a una tarea titánica. «Había poquísimas fotos de Salinger y ninguna entrevista filmada. Así que mi viaje de diez años fue realmente una historia de detectives», cuenta.
El libro arroja luces sobre el período más oscuro de la vida del escritor. Es decir, aquella fase de 45 años en la que decidió evadir las luces y la fama generadas por el éxito de «El guardián…» para refugiarse en su búnker ubicado en las colinas de New Hampshire. La clave de su retiro estuvo en el vedanta, una escuela filosófica del hinduismo donde el escritor encontró la cura espiritual para sus heridas psíquicas causadas por la guerra. Durante la segunda mitad de su vida, Salinger escribió un montón de textos que nunca publicó y que, según el libro, recién verán la luz entre 2015 y 2020. Pero, además, la investigación desmitifica la imagen del ermitaño que renunció al mundo en 1965 hasta su muerte en enero del 2010.
«Salinger no era un recluso, sino un tipo extraordinariamente privado», dice el autor. «La gente se imagina a un recluso como alguien que nunca sale ni interactúa con la gente. Pero Salinger interactuaba con el mundo todos los días. Él viajaba, veía películas, iba al supermercado, a la iglesia, a casas de amigos, a Nueva York para ver shows y salía con muchas mujeres. La mayoría de ellas, significativamente menores que él».
La biografía revela varios amores inéditos. Entre ellos, un affaire de cinco años con Jean Miller, una chica que Salinger conoció cuando ella tenía apenas 14 años. Sin embargo, la mujer que marcó la pauta de su singular y polémica fijación con las adolescentes fue Oona O’Neill, una hermosa actriz con la que tuvo una relación en los años’40. Cuando Salinger partió a la guerra, O’Neill conoció y se enamoró de Charles Chaplin -por aquel entonces, la estrella más famosa del mundo-, con el que se casó y tuvo ocho hijos. «Oona fue extraordinariamente importante para Salinger, él la amaba profundamente», dice Salerno. «Ella determinó su visión de las mujeres y su obsesión por las chicas jóvenes a punto de pasar a la adultez».
-En 1980, Salinger declaró a una periodista que crear a un personaje como Holden Caulfield había sido un gran error. ¿Por qué sentía rechazo ante su libro más famoso?
– Salinger creía que la fama mundial de «El guardián entre el centeno» eclipsó todo el trabajo que hizo después. En muchos aspectos, sus textos posteriores eran los que más quería que el mundo leyera y experimentara, pero su viraje a la religión alteró para siempre su escritura. Pienso que él siempre amó a Holden Caulfield, pero consideraba que el éxito no era sinónimo de la aclamación. Y, en mi opinión, él prefería mucho más esto último.
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