Inglaterra en los’80: La revolución que no fue televisada

«A Scene in Between» es un libro que compila fotografías inéditas de la escena independiente británica de los’80 liderada por The Smiths. En exclusiva para Vidactual, su autor Sam Knee habla del impacto subterráneo de este movimiento en la música y la moda. Guillermo Tupper.

(Artículo publicado en el cuerpo Vidactual de El Mercurio. Mayo del 2014)

smiths

Sam Knee tenía quince años cuando dejó de ir al colegio. Cansado de las reglas y la visión conservadora de sus profesores, tomó la decisión justo después que le pronosticaran un futuro trabajando en un basural. Y recuerda como si fuera hoy un tarde de 1982 cuando escuchó el vinilo de una exótica banda estadounidense que su hermana mayor llevó a casa. «Eran The Cramps«, recuerda. «Y por primera vez descubrí algo que me identificaba. Lo más inquietante es que la banda parecía disfrutar mucho lo que hacía, lo que en esa época parecía ser un tabú en Gran Bretaña, donde todo era serio, político y opresivo».

Escuchar a la banda de Lux Interior tuvo para Knee un efecto revelador. El paso siguiente fue teñirse el pelo negro, renovar su look y sumergirse como espectador en la escena de clubes británica. Allí se encontró con decenas de bandas nuevas que, al igual que él, se sentían desconectadas del gobierno conservador de Margaret Thatcher. Casi como una respuesta al pop sintetizado que dominaba los charts, esta camada de grupos miró el pasado como fuente de inspiración y forjó una inédita alianza entre la estética y el pop de los’60 y la actitud iconoclasta del punk. Así fue como The Smiths, The Jesus and Mary Chain, My Bloody Valentine, Primal Scream y The Pastels, entre otros, ganaron un estatus de héroes de culto.

portadaPoco difundida por la prensa de la época, la escena «indie» británica – término que hace referencia a su modo independiente de creación y gestión- definió nuevos cánones en la música y la moda. Treinta años después de su eclosión, Knee la tributa con «A Scene in Between: Tripping Through the Fashions of UK Indie Music 1980-1988», un libro donde recopila decenas de fotografías profesionales y amateur de los grupos más importantes de aquel período. Más allá de su valor musical, el compendio aborda su impacto a nivel estético y cómo sus looks marcaron a centenares de bandas posteriores.

«Desde hace un par de años, venía pensando en hacer un libro que abordara el estilo de las bandas indies de los ’80», cuenta Knee para Vidactual. «Empecé a contactar a veteranos de la escena pidiéndoles fotos y la respuesta fue una avalancha de material, por lo que tuve que seleccionarlo cuidadosamente». Editado por Cicada Books, el libro pretende ser el primer volumen de una serie de textos dedicados a esta era.

El gran escape

orangejuice

A menudo, la moda de los’80 se resume en hombreras, pelos escarmenados y metaleros glamorosos de California. Sin embargo, el estilo de las bandas independientes británicas evolucionó de una manera muy distinta. Integrados mayoritariamente por estudiantes y veinteañeros desempleados, los grupos de «A Scene in Between» se volcaron a las ferias de ropa usada para construir looks autónomos y atemporales. Para Knee, se trataba de una vía de escape al régimen de la Thatcher: en vez de salir a tirar piedras a la calle, armaron su propia revolución romántica con pantalones de cuero, parkas anorak y guitarras ruidosas.

«Como si no hubieran pasado veinte años, los resabios de los míticos’60 estaban por todos lados», cuenta Knee. «Eran visto como los tiempos felices para la cultura juvenil comparado con los opresivos y manufacturados ’80, que no tenían referentes que los redimieran. La atracción fue muy obvia: era un total rechazo al mainstream, pero expresado a través de una protesta pacífica». En pleno apogeo de los sintetizadores, las bandas corrieron a las tiendas de segunda mano para adquirir los instrumentos que habían pasado de moda. Y, sobre el escenario, moldearon su uniforme inspirados en la Velvet Underground, The Byrds y el look rockero de los Beatles que tocaban en los bares de Hamburgo. «Fue un retorno a lo básico en muchos sentidos», agrega.

pastelsEl libro hace un recorrido por las bandas más importantes que pulularon por distintas ciudades inglesas. Está un jovencísimo Bobby Gillespie aporreando la batería junto a los Mary Chain en un bar de Plymouth; unos desconocidos My Bloody Valentine luciendo peinados estilo taza; y, por supuesto, Morrissey y los Smiths tocando en lugares para 30 personas. «The Smiths fueron una fuerza genuina de la naturaleza y tuvieron un efecto sin precedentes en la juventud del país», dice Knee. «Morrissey conectó con la psicología de muchos que buscaban una realidad alternativa. Y lo lograron sin transar sus principios».

– A diferencia de otras corrientes, esta escena que retratas suele ser ignorada y tiene escasa bibliografía. ¿Por qué crees que su efecto en la música y la moda ha sido subvalorado?

-La mayoría de las bandas no eran de Londres, sino de provincia. Toda la prensa musical estaba en la capital, por lo que veían a estos grupos como poco atractivos y de segunda categoría. Y su compleja diversidad y comportamiento anti-rockero hizo que la escena se mantuviese en un nivel underground, lo que considero fue una bendición. Para muchos, estas bandas fueron la puerta de entrada al garage punk y la psicodelia de los’60, un mundo del cual nunca he retornado.

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