Charles R. Cross, biógrafo de Kurt Cobain: «En veinte años, nadie igualó su impacto»

El periodista y escritor estadounidense reaparece con «Here we are now», un libro donde explora el legado cultural del líder de Nirvana y teoriza por qué es la última estrella de rock. Guillermo Tupper.

(Artículo publicado en el cuerpo Vidactual de El Mercurio. Abril del 2014)

El 8 de abril de 1994, la noticia del suicidio de Kurt Cobain encontró a Charles R. Cross en una sala de redacción. Como editor de «The Rocket» -una revista especializada en música-, Cross esperaba una entrevista con Courtney Love para enviar un nuevo número a imprenta. El plan era llevar a la rubia cantante en portada por la salida de «Live Through This», el nuevo disco de su banda Hole. Pero, desde hacía una semana, Love estaba inubicable. «Después descubrimos la verdadera razón: ella estaba buscando a Kurt, quien llevaba varios días desaparecido», cuenta.

Cross recuerda ese día como «horrible y lleno de caos». Si bien no eran amigos, conocía a Cobain desde hacía largos años, cuando el líder de Nirvana era un asiduo lector de la revista y ponía avisos en la sección de clasificados buscando bateristas. En su rol de periodista, Cross fue testigo del ascenso de un banda que escaló desde los tugurios de Seattle hasta convertirse en estrellas globales. Y, ese día, su teléfono no paró de sonar con llamados de distintos medios. Uno de ellos fue el mismísimo Larry King que, sin previo aviso, lo acorraló a preguntas en directo y para todo el país: «¿Por qué Kurt Cobain? ¿Por qué es importante? ¿Qué es el grunge?».

crossDurante los años siguientes, Cross dedicó gran parte de su tiempo a resolver estas interrogantes y descubrir la persona detrás del mito. El resultado fue «Heavier than heaven» (2001), una biografía construida en base a más de 400 entrevistas y los diarios personales del músico, un best-seller que el diario Los Angeles Times calificó como «uno de los libros más conmovedores y reveladores jamás escritos sobre una estrella de rock». Y hoy, al cumplirse veinte años de su muerte, vuelve a la carga con «Here we are now», un libro que expone el legado del cantante de «Lithium» en áreas como la música, la moda, su ciudad de origen y revela cómo su muerte hizo que la industria ofreciera más apoyo a los artistas que sufren de adicciones.

Curiosamente, Cross admite que, pese a sus años de investigación, no conoce por completo a Cobain. «Es un enigma», dice. «Creo que es una de las razones por las que Kurt genera esa fascinación es porque era una persona difícil de descifrar. Te doy un ejemplo: él tenía una camioneta muy mala que no manejaba porque temía sufrir un accidente de tránsito. Pero sí lo hacía cuando iba a buscar drogas. En su caso, los niveles de contradicción alcanzaban una gran escala. Y eso también se reflejaba en sus letras y música».

El último mito

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Cuando Cross escuchó «Love Buzz», el primer single de Nirvana, le pareció que el sonido de la guitarra era atractivo. Pero desmiente cualquier visión reveladora en aquella experiencia. «Desde luego no podías ver grandeza», afirma. «Solo era una banda pop interesante. Nadie sabía que iban a ser gigantes, ni siquiera su sello». Por aquel entonces, el escritor recuerda a Cobain como un chico tímido y reservado, que tenía muy pocos amigos. «Cuando Nirvana irrumpió en la escena de Seattle, todo el mundo pensaba que Krist Novoselic era el líder, ya que era muy sociable y extrovertido», cuenta. «Después nos dimos cuenta que el mando lo llevaba Kurt. Y, a medida que la banda se hacía famosa, esa condición desmoronó su salud mental».

kurt3Según Cross, no fue hasta 1990 cuando Cobain desarrolló su máximo potencial como compositor y empezó a escribir los himnos a escala masiva que terminarían dando vida a «Nevermind». ¿Por qué ese disco tuvo un impacto generacional que perdura hasta hoy?  «Kurt y Nirvana hicieron música pop que podía tener un significado distinto», afirma. «Previo a su irrupción, muchas canciones pop hablaban de chicas, autos y fiestas. Pero él escribió acerca de violación, alienación, desasosiego, dolor y divorcio. Todo el tiempo veo niños interesados en Nirvana. Para ellos, la banda se convirtió en un manifiesto adolescente que forma parte de su propio proceso de auto-descubrimiento. Nirvana representa para la generación de Kurt lo mismo que los Beatles encarnaron para generaciones anteriores: fue un rito de iniciación».

-En tu libro postulas a Cobain como la «última estrella de rock». ¿Por qué no ha surgido nadie que ocupe ese lugar en 20 años?

-Pienso que no hemos visto a nadie que tenga la misma combinación de talento lírico, carisma y presencia. Estoy convencido que la música seguirá encontrando grandes voces, pero, tristemente, una de las razones por las que seguimos hablando de Kurt es porque no ha surgido nadie que iguale ese impacto. Creo que también la tecnología es un factor de cambio. Nirvana tuvo la capacidad de construir y crecer lentamente para lograr algo importante. Desafortunadamente, las bandas de hoy son descubiertas por algún periodista, gozan de cobertura inmediata y no tienen la posibilidad de fluir y aprender. Como escribí en el libro, «Nevermind» vendió 30 millones de copias y, en efecto, cada una de esas personas tuvo que ir a una tienda de discos y comprarlo, porque no podías descargarlo. Eso creaba una relación muy distinta entre los músicos y los oyentes.

Issis Sojit: La chilena que conoció al círculo más íntimo de Kurt Cobain

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Issis Sojit (30, escultora) iba en segundo básico cuando escuchó por primera vez a Nirvana. Corría el año 1992, el grunge empezaba a ganar portadas en las revistas y, a través de sus primos mayores, ella descubrió el casete del «Bleach». «A mí se me murió el papá cuando era muy chica», cuenta. «Cuando escuché a la banda, fue la primera vez que pude sacar la rabia que tenía adentro. Era el anestésico que me faltaba. Y no lo solté más».

Durante su vida, Sojit se convirtió en una coleccionista compulsiva de todo lo que tuviese que ver con Nirvana y el grunge. Y el 2011 hizo realidad su gran sueño: cumplir 27 años y viajar a Seattle, la cuna del género. Se fue sola, sin conocer a nadie, y poco a poco accedió a personajes que formaron parte del círculo más íntimo de Kurt Cobain: entre ellos, Tracy Marander -su primera novia- y el mismísimo Krist Novoselic. «Esto lo hice para mí, porque necesitaba cerrar este capítulo», dice.

issis2Sin embargo, su vínculo más estrecho fue con Leland Cobain, el abuelo paterno del líder de Nirvana. «Un día me conseguí su dirección y fui a tocarle el timbre a su casa, sin saber lo que iba a pasar», cuenta. Todo terminó en un largo viaje en auto por las calles de Aberdeen, donde Leland la llevó a conocer la primera casa de su nieto y contó historias inéditas de su infancia, como la vez que armaron juntos una casa de madera. «También me dijo que nunca le agradó Courtney Love y estaba convencido que Kurt había sido asesinado», dice. «Al año siguiente, volví para entrevistarlo con cámara y hablamos por más de una hora. Pocos meses después, murió».

La entrevista formará parte de un documental que Sojit pretende lanzar cuando se cumplan diez años de su primera visita a Seattle. Para eso, planea un nuevo viaje donde espera sumar entrevistas a personajes claves de la escena cultural de la ciudad, como los músicos de Soundgarden. «Si tuve la oportunidad de hacerlo, ahora llegó la hora de compartirlo», concluye.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. maria angélica perez zujovic yoma dice:

    me parece excelente que se revivan las experiencias de
    gente que fue amiga de Cobain para que podamos saber mas de su verdadera personalidad y que se perdió tan temprano.

    coba

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