Thelonious: Una década de jazz

Este mes el Thelonious cumple diez años de vida. Un período donde pasó de ser el pequeño bar de un emprendedor autodidacta a uno de los principales semilleros de talento en Santiago. Aquí su historia, además de una guía con los mejores lugares para ver jazz en la capital. Guillermo Tupper.

(Artículo publicado en el cuerpo Vidactual de El Mercurio. Agosto del 2013)

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Desde el Cotton Club para la generación del swing hasta el Minton’s Playhouse de la camada del bebop, la historia del jazz está llena de lugares que definen a una generación. Y, en el caso del Thelonious, la máxima no puede ser más explícita. Enclavado en pleno corazón del barrio Bellavista, su clásica estampa de bar bohemio contrasta con una serie de gigantografías que sirven de decorado a su salón principal. Allí donde cualquier club convencional colgaría pósters de Miles Davis o Charlie Parker, el Thelonious luce a jóvenes talentos locales como el vibrafonista Diego Urbano, el tenorista Agustín Moya o el baterista Félix Lecaros. Todos representantes de la prodigiosa generación sub-35 chilena que hizo sus primeras armas en este rincón de Bombero Núñez y hoy se pasea por escenarios de Nueva York y Europa.

erwin“Es parte de la metáfora: homenajear a los nuestros, pero en vida”, dice Erwin Díaz (54), dueño e ideólogo del bar. “Cuando me preguntan por los hitos del bar, yo digo que lo más importante es todo lo que no se ve como importante. Por ejemplo, que tengamos una actividad diaria tan feroz. O que los mejores músicos del circuito quieran tocar acá y hayan hecho de este lugar su casa. Ese es el mayor orgullo”.

Este mes el Thelonious (llamado así en honor al pianista estadounidense Thelonious Monk) cumple diez años de vida. Y lo hace vestido de gala: serán dos fines de semana de actuaciones especiales, entre las que destacan la visita del saxo tenor Jerry Bergonzi, además de los locales Ensamble Quintessence, Melissa Aldana y Roberto Lecaros. Para los amantes del género, será un aniversario cargado de significado. Tras la clausura de la antigua sede del Club de Jazz en Ñuñoa, el Thelonious tomó la posta como el local especializado más importante en la capital. Uno que mantiene un ritmo de diez conciertos a la semana (de martes a sábado, dos por día, entre 8 de la noche y 2 de la mañana) y un ambiente familiar donde todo el mundo se conoce. Entre ellos, los principales talentos jóvenes del circuito.

camilameza“Thelonious fue el primer club donde me presenté con mi proyecto de jazz. Tengo un afecto muy especial por el lugar y su misión de dar espacio con admirable persistencia”, dice Camila Meza (28), la guitarrista y cantante chilena que en marzo pasado tocó en el Village Vanguard neoyorquino, uno de los clubes de jazz más importantes del mundo. “El lugar brindó el espacio necesario para que la generación actual pudiera encontrar su propio lenguaje e identidad”, agrega el avezado saxofonista Ignacio González (46) quien, incluso, grabó su primer disco en el Thelonious.

El responsable del milagro es Erwin Díaz, un poeta autodidacta cuyos orígenes no tienen que ver con el jazz, sino con la literatura. Fundador de revistas underground como “El organillo” y autor de antologías como “Poesía chilena de hoy: de Parra a nuestros días”, Díaz recorría incansablemente los bares de Bellavista y Plaza Italia para vender a mano sus libros. Eran finales de los años’80 y, por ese entonces, era un amante de la música clásica. Hasta que abrió su propia librería y, en un intercambio de discos con un compañero de trabajo, descubrió “My favorite things” (1961) de John Coltrane. Y la vida le dio un vuelco.

coltrane“El jazz me gustó mucho porque mantenía la calidad interpretativa y compositiva de la música clásica, pero ligado a lo popular”, cuenta. “Después me di cuenta que era un arte político, porque fue la banda sonora de toda la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Era un proyecto que venía del fondo del espíritu de la sociedad marginada y afroamericana”.

Tras varios años escuchando discos y memorizando ensambles de músicos, Díaz pasó de la teoría a la práctica. Luego de un par de experiencias de relativo éxito (fue uno de los fundadores de “El Perseguidor”, el desaparecido local de jazz ubicado en Bellavista), el 2003 tomó el inmueble donde estaba ubicado el antiguo restaurante francés “La Boheme” para iniciar su proyecto propio. Mantuvo la obra gruesa, pintó las paredes de color rojo y puso una galería de madera para todos los que tenían ganas de sentarse a escuchar bandas. Y siempre con un espíritu kamikaze.

theloniuschile“Yo vengo de la poesía y el mundo literario, donde no hay mercado”, afirma. “Y cuando llegué al jazz, una actividad difícil y supuestamente de una elite, empecé con nada”. El primer golpe fue subir los parámetros de exigencia del circuito: vendió su viejo piano para comprar un Steinwey and Sons, el mismo modelo que usaban colosos como Duke Ellington y Cole Porter. Y luego dobló la apuesta. “Cuando mis amigos que viajaban a Nueva York me dijeron que los bares de allá hacían dos conciertos diarios, se me ocurrió replicar la idea. Y la gente respondió muy bien”.

joshuaredman¿Resultado? Hoy el Thelonious es uno de los bares capitalinos que más conciertos hace al año, con un número aproximado de 500 shows.  En su bitácora destacan visitas extranjeras ilustres, como las de Joshua Redman, Aaron Goldberg y Danilo Pérez, pianista del célebre cuarteto de Wayne Shorter. Pero, por sobre todo, se consolidó como el lugar de referencia para la generación de jazzistas chilenos post-2000. Una comunión que llega a su máxima expresión en las tradicionales jam sessions de los miércoles, donde músicos jóvenes se unen para tocar con los experimentados en una improvisación colectiva que se extiende por horas.

“Hoy la escena es profesional”, asegura Díaz. “Hay otra mirada al músico de jazz en Chile, mucho más respetuosa. La  generación que tiene entre 30 y 40 años es de un nivel altísimo y le dio un piso de calidad a todo lo que viene de abajo”. Y, en el Thelonious, el público forma parte vital de la experiencia. No es raro que Díaz forme amistad con muchos clientes y conozca detalles de sus vidas personales. “Aquí vienen algunos que yo conocí cuando eran niños. Hoy son profesionales y, en época de navidad, me traen regalos en retribución a las veces que los dejé entrar gratis”, cuenta con orgullo. En el Thelonious, todo queda en familia.

LOS OTROS REFERENTES DEL JAZZ EN SANTIAGO

Jazz Corner: un rincón nuevo

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Con apenas dos meses de vida, Jazz Corner es la nueva joyita del Barrio Italia. Propiedad del cientista político Álvaro Gómez y el trompetista Cristián Cuturrufo, el lugar ya se anota un hito: fue el lugar escogido por Esperanza Spalding (la primera artista de jazz en ganar un premio Grammy) para hacer una sorpresiva jam session luego de su última actuación en Santiago. “Una de nuestras referencias es el Festival de Jazz de Montreux, que tiene desde Herbie Hancock a exponentes de la ‘new world music’”, cuenta Gómez. Y es que en la diversidad está la clave: si bien el enfoque principal es el jazz, la cartelera también incluye shows de tango, blues y bossanova.

Jazz Corner. Santa Isabel 451, esquina Avenida Italia. De martes a sábado hay conciertos de jazz. En Facebook son “The Jazz Corner”

 

Club de Jazz: buscando la casa propia

clubdejazzPaquito D’Rivera, Arturo Sandoval y Stanley Clarke son algunos de los grandes que han pasado por el escenario del Club de Jazz, uno de los patrimonios culturales de Santiago. Después que el terremoto del 27-F dejara su histórica sede en Ñuñoa con daños irreversibles, los conciertos han tomado sedes itinerantes como el Instituto Norteamericano y los Centros Culturales de Las Condes y La Reina. “En noviembre cumplimos 70 años y la idea es celebrarlo con un gran concierto”, cuenta Jorge Alvarado, director secretario del club, mientras siguen en la búsqueda de una nueva casa.

Club de Jazz. Entérate de sus conciertos en clubdejazz.cl

 

El Mesón Nerudiano: jazz y poesía

mesonnerudianoAbierto desde el 2001, los viernes de jazz en El Mesón Nerudiano son todo un clásico. Y el secreto está en la intimidad de su espacio (su capacidad es de 65 personas) y las sorpresas que depara su cartelera transversal: por el subterráneo del restaurante han pasado desde consagrados como Valentín Trujillo y Daniel Encina hasta talentos locales de la nueva generación como el guitarrista de jazz gitano Marcelo Salinas y Nicole Bunout. “El Mesón es un refugio para todos los que gustan de la buena música”, dice Luis Vera, actor, fotógrafo y uno de los dos socios y mentores de este lugar del barrio Bellavista.

El Mesón Nerudiano. Domínica 35, Barrio Bellavista. Todos los viernes hay shows de jazz. elmesonnerudiano.cl

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