“En Chile, recuerdo al público actuando de manera muy estúpida”

Durante 25 años, Mick Harvey fue el director musical de los Bad Seeds, la banda de Nick Cave. En esta entrevista, habla de su salida del grupo, de la accidentada visita a Santiago en los 90 y de su nuevo disco solista. Guillermo Tupper.

(Artículo publicado en el Cuerpo Vidactual de El Mercurio. Abril del 2017)

A comienzos de los 70, Mick Harvey (58) conoció a Nick Cave en el Caulfield Grammar School, un colegio ubicado en Melbourne (Australia). Mientras Harvey vivía en la ciudad, Cave formaba parte del 10% de estudiantes que provenía de zonas rurales e, inicialmente, se quedaba en la pensión del establecimiento. “No lo conocí hasta el primer o segundo año en que fuimos juntos al colegio”, relata a “El Mercurio”. “Mi primera impresión de él fue que era un poco renegado, probablemente un poco rebelde, y que era una persona muy determinada”.

Amante de la música desde muy pequeño —su padre era vicario de la Iglesia de Inglaterra y sus primeros pasos fueron en el coro de la misma—, Harvey unió fuerzas con Cave y formaron la primera de sus bandas en el colegio. En esa época, la explosión del punk reafirmó su búsqueda por conectar con la energía original del rock and roll. “Mucha de la música de aquel momento consistía en artistas ostentosos haciendo cosas complicadas y la mayoría de la música que a mí me gustaba era mucho más simple, elemental, minimalista y cruda”, señala. “Cuando apareció el punk, supongo que solo explicó muy directamente lo que ya te interesaba”.

En las tres décadas siguientes, Harvey —un guitarrista que devino en eximio multi-instrumentista— cumplió un rol pivotal en los distintos proyectos comandados por Cave: Boys Next Door (1978-1980), The Birthday Party (1980-1983) y, por supuesto, The Bad Seeds, la banda que flanquea al cantante hasta hoy y donde las ofició de director musical por 25 años. En este período, Harvey no solo fue el líder en el estudio y el productor que decidía el sonido de cada uno de los discos; también fue el manager que mantenía a salvo la independencia creativa del grupo. “Es (un trabajo) confuso y no lo recomendaría”, dice. “Pero realmente ayudó a la conexión total de músicos incompatibles para que tuvieran sus ideas (risas), no se enredaran y tuvieran un control artístico sobre lo que estaba pasando”.

Tras su salida de los Bad Seeds, en 2009, Harvey se multiplicó en distintos proyectos individuales y colectivos. El 2011, lanzó “Sketches From The Book Of The Dead”, su primer disco solista integrado únicamente por canciones propias. Hace ocho años, trabaja con PJ Harvey, con quien este año se embarcará en una gira que incluirá Sudamérica (ver recuadro). Y, en paralelo, retomó su vieja obsesión por Serge Gainsbourg, a quien ha tributado en una saga de cuatro discos desde los años 90. El último de ellos es “Intoxicated women” (2017), donde recrea varios de los duetos que el cantante francés escribió para voces femeninas como France Gall, Juliette Gréco y Brigitte Bardot.

Con su aspecto sobrio y vida privada ordenada —tiene un hijo con la pintora Katy Beale, su compañera desde los años de The Birthday Party—, Harvey es un personaje alejado de los clichés del rock. En los Bad Seeds, siempre fue el cable a tierra entre personalidades como la del propio Cave y el inclasificable Blixa Bargeld. “No me siento cómodo con la fama. Polly (Jean Harvey) y Nick (Cave) son súper famosos. Pero yo veo con lo que tienen que lidiar y me pone feliz que no sea yo”, señala. “Puedo tomar el transporte público en Melbourne. A veces la gente me reconoce, pero no me fastidian. Nick siempre quiere la atención. Incluso hoy, siempre quiere ser el centro de atención. Durante 40 años, yo he tomado decisiones para mantener aquello bajo control”.

—No sé si recuerda esto, pero los Bad Seeds tocaron en Chile…

“(Interrumpe) Oh, sí, hicimos un concierto y tuvimos que parar después de unas cinco canciones. Recuerdo que me gustó mucho Santiago como ciudad y estábamos bastante entusiasmados de tocar allá. Pero, ¿cuál fue la razón? ¿El público se estaba comportando muy horrible? No puedo recordar bien”.

—Sí. Fue en el festival “Crazy rock”, en 1996, y compartieron cartel con Love and Rockets y Cypress Hill, entre otros. Y el público que fue a ver a estos últimos los llenó de escupos…

“Sí, tienes razón. Recuerdo al público actuando de manera muy estúpida y que tuvimos que parar después de un rato. Me acuerdo que era una parrilla de artistas divertida y que iba a haber una audiencia muy mezclada. No fue la mejor idea haber agendado ese show. Creo que debimos haber hecho nuestro propio concierto en alguna otra parte”.

El hombre intoxicado

En los 90, Harvey destinó sus primeros discos como solista a revisitar la obra de Gainsbourg. En “Intoxicated Man” (95) y “Pink Elephants” (1997), recreó varias de sus canciones favoritas del francés, con las letras adaptadas al inglés y Anita Lane —ex novia de Nick Cave y ex Bad Seed— a cargo de las voces. Dos décadas más tarde, retomó la idea con “Delirium Tremens” (2016) y el reciente “Intoxicated Women”, que incluye canciones que nunca fueron editadas oficialmente por Gainsbourg. “Estas canciones con mujeres no son muy conocidas, pero fueron muy exitosas en la Francia de los 60”, señala.

Para hacer las voces femeninas, Harvey convocó a una serie de cantantes que gozan de cierta popularidad en sus países —como la alemana Andrea Schroeder— y otras desconocidas para el público masivo, como las australianas Sophia Brous y Jess Ribeiro. En “Contact” —original de Brigitte Bardot—, la vocalista invitada es Channthy Kak, de Cambodian Space Project, quien la interpreta en… ¡camboyano!. “Su inglés era tan malo que no podía cantar todas las partes”, dice. “En realidad, yo no sé lo que está cantando. Yo nunca la he traducido, por lo que no tengo idea lo que hizo con la letra. Si ella dijo algo gracioso, me tomó el pelo”.

—El alemán suele ser visto como un idioma poco sexy, pero usted incluye una versión en de “Je t’aime… moi non plus” en alemán. ¿Trató de revertir esa idea?

“Probablemente, sí. La reputación del alemán es la de un idioma duro y que no es bonito de escuchar. Pensé: ¿cuál sería el idioma menos probable y el más contencioso y controversial para cantar esta canción a los franceses? El alemán, por supuesto. Y también era para llamar la atención sobre un punto: para mí, es sexy y suena hermoso. No sé si los franceses estarán de acuerdo. Quizás piensen: ‘oh, esto es un sacrilegio’ (risas). Tal vez haya reseñas terribles de mi disco en Francia y mi compañía discográfica me está protegiendo. Si están molestos, lo encontraría muy divertido”.

La semilla que no muere

Durante un cuarto de siglo, Harvey fue el principal arquitecto del sonido de los Bad Seeds y sus atmósferas dieron vida a las oscuras líricas de Cave. Sin embargo, el primer cisma entre ambos ocurrió con los discos “Murder Ballads” (1996) y ‘The Boatman’s Call’ (1997). “Tuvimos un quiebre y, después de eso, fue diferente”, dice. “Mi rol en la banda todavía era ser una especie de director musical junto con Nick. Algunas personas imaginan que Nick no tenía nada que ver con la música y eso no es posible. Yo estuve ahí, trabajando con él, y él estaba tan involucrado en los arreglos y la producción como yo. Pero, obviamente, las cosas se volvieron caóticas”.

—¿Cuál fue la razón de su partida de los Bad Seeds?

“Creo que ya no nos estábamos llevando bien. Yo vivo en Australia desde hace un tiempo y ya no estaba involucrado en muchas cosas como antes. Nick empezó a hacer shows en solitario y, cuando yo regresé, la cosa se salió de su equilibrio. Mi rol cambió en el nuevo milenio. Ya no fui más el director musical. Era más una cosa colaborativa con la banda completa”.

—¿Le costó mucho tomar la decisión?

“Nick y yo dejamos de comunicarnos realmente bien por un par de años. Y después fue como: ‘esto debe parar. Hemos trabajado juntos por más de 35 años. Olvídalo, no estoy interesado en tener una mala relación ahora (risas). Es estúpido’. Ahora somos buenos amigos nuevamente, porque supe marcharme en el momento correcto. He visto a muchas bandas que se separan y los integrantes principales, que eran mejores amigos, no se hablan nunca más. Con Nick nuestro contacto es bastante mínimo, pero creo que hay un sentimiento muy bueno. Ahora estamos trabajando juntos en lo del nuevo compilado (se refiere a ‘Lovely Creatures’, el próximo best of de los Bad Seeds)”.

—¿Escuchó ‘Skeleton Tree’ el último disco de Cave?

“Sí. Tiene cosas asombrosas. Es un disco muy difícil de escuchar y me gustó de verdad. Creo que los dos discos que los Bad Seeds hicieron desde que yo dejé la banda —“Push The Sky Away” (2013) y “Skeleton…” (2016) — son más valientes que el último álbum donde participé yo —“Dig, Lazarus, Dig!!!” (2008)—.

—Su posición fue ocupada por Warren Ellis. ¿Le gusta el actual sonido de la banda?

“Él es un gran músico y tiene un montón de opiniones. Con algo como “Skeleton…’, creo que Warren está en una posición muy difícil. Emocionalmente, no puedes entrar ahí, es muy complicado. He escuchado a algunas personas decir: ‘(el disco) sería mejor si Mick Harvey aún estuviese ahí’. Y yo digo: ‘bueno, esas personas no entienden nada’. Si yo estuviese en esa habitación, estaría en la misma posición. No hubiese sido capaz de hacer nada con respecto a la producción. Para Nick, ‘Skeleton…’ es algo muy personal y emocional. La mayoría de las canciones fueron escritas antes del accidente (se refiere a la muerte de Arthur, hijo de Cave, quien cayó por un acantilado en Brighton, en julio del 2015), pero el proceso de hacer ese disco es un viaje muy difícil de emprender. Y ahí es cuando no puedes cambiar la producción. ¡Esa es la producción! Es lo más fuerte que tienes en la habitación”.

“Es posible que vayamos con PJ Harvey a Sudamérica en noviembre”

Además de su colaboración histórica con Nick Cave, Harvey ha forjado un estrecho vínculo con PJ Harvey (no hay parentezco entre ellos). Fue el co-productor de su disco “Let England Shake” (2011) y, desde hace varios años, forma parte de la banda que la acompaña en vivo. “Es posible que vayamos a Sudamérica en noviembre. No está agendado todavía, pero, definitivamente, ese es el plan”, anuncia. “Los artistas como ella tienen un enfoque y una creencia única en la forma en que entregan su música. Hay algo muy fuerte en Polly, al igual que en Nick (Cave): ambos son escritores y ella es muy comprometida con el proceso de escritura y se lo toma muy seriamente. Y, de alguna manera, todo eso surte efecto cuando ella encuentra las ideas correctas”.

—En la banda de PJ Harvey, también figura el músico chileno Alain Johannes. ¿Qué opina de él?

“Lo adoro. Somos grandes amigos. Él se hizo amigo de Polly cuando vivía en Los Ángeles con Natasha (Shneider), su ex esposa. Polly siempre me hablaba de ellos y solía llamarlos ‘los rusos’, porque Natasha había nacido en Letonia y Alain tiene raíces polacas. Yo recién lo conocí hace dos años, cuando grabamos el disco (se refiere a “The Hope Six Demolition Project”, el último LP de la cantante inglesa). Es un guitarrista asombroso”.

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