Will Sergeant, guitarrista de Echo & the Bunnymen: «La música de hoy no es real»

En la previa a su primera presentación en Chile, el co-fundador de la legendaria banda británica recuerda los discos más influyentes de su vida, su particular estilo de tocar la guitarra y critica a los grupos actuales. Guillermo Tupper.  

(Artículo publicado en el Cuerpo C del diario El Mercurio. Noviembre del 2014)

Cuando iba en el colegio, uno de los primeros trabajos que tuvo Will Sergeant (56) fue como repartidor de diarios. Y, cada moneda que ganaba, iba destinada a su propia colección de discos. El primer álbum que compró fue «Gimme Shelter» de los Rolling Stones. «Cuando era un niño, me gustaban Led Zeppelin, Black Sabbath y ese tipo de bandas, pero sus canciones eran muy complicadas de tocar», cuenta a «El Mercurio». «Fueron el punk rock y Roxy Music los que me inspiraron a formar un grupo».

A finales de los’70, Sergeant combinó la simpleza del punk y su gusto por la psicodelia de los’60 para dar vida al místico sonido de guitarras de Echo & the Bunnymen, la banda que co-fundó junto al vocalista Ian McCulloch en su natal Liverpool. En vez de recurrir al virtuosismo, Sergeant patentó los solos de guitarra donde apenas ocupaba una cuerda. «No necesitas más que eso, ¿no?», dice, entre risas. «En Inglaterra, el punk se volvió estrecho muy rápido. Duró apenas un año antes de convertirse en una especie de broma, con los punks apareciendo en la portada de diarios como el ‘Daily Mirror‘. Y nosotros vinimos justo después de eso».

willCon una accidentada trayectoria que cruza cuatro décadas, los Bunnymen forjaron un camino que supo de momentos gloriosos y también de autosabotajes. Compañeros de generación de bandas como Joy Division, Gang of Four y The Cure, el grupo alcanzó gran popularidad en Gran Bretaña de la mano de discos seminales como «Crocodiles» (1980), «Heaven Up Here (1981) y «Ocean Rain» (1984). Justo en el momento donde planeaban su desembarco masivo en Estados Unidos, la banda perdió vigencia con la sorpresiva partida de McCulloch y la muerte del baterista Pete de Freitas en un trágico accidente en moto. Tras un breve receso, la banda volvió a las pistas en 1997 y hoy solo McCulloch y Sergeant permanecen como el núcleo estable detrás de sus discos.

El próximo 12 de noviembre, la banda visitará por primera vez Chile para presentar «Meteorites» (2014), su duodécimo álbum,  y que ha recibido críticas favorables por su retorno al sonido que los hizo insignes. Producido por Youth -álterego de Martin Glover, bajista original de Killing Joke-, una de sus canciones más destacadas es «Constantinople», donde Sergeant retoma los tradicionales «sonidos del este» que marcaron álbumes clásicos como «Porcupine» (1983).  «Las escalas orientales es algo que siempre he tratado de explorar bastante», admite. «Creo que todo eso vino de las cosas que hizo George Harrison en The Beatles. En Santiago tocaremos más o menos tres canciones del nuevo disco y el resto será el repertorio que todo el mundo quiere escuchar».

Un pintor cascarrabias

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Lejos de conformarse con su rol de guitarrista, Sergeant se mantiene activo con varios proyectos paralelos. Uno de los más destacados es Poltergeist, un grupo de rock instrumental inspirado en el krautrock alemán donde toca con viejo camarada de banda, el bajista Les Pattinson. Además, es pintor y expone sus obras en distintas galerías del mundo. «Siempre he hecho cosas paralelas a Bunnymen, no solo cuando estoy insatisfecho a nivel creativo», dice. «De hecho, hoy acabo de terminar un centenar de pinturas abstractas para la colección de un amigo mío en Liverpool».

El sello de Sergeant es una marca registrada en varios de los mejores momentos de la banda. Por ejemplo, la escalofriante introducción de «The Killing Moon» -la canción más famosa de los Bunnymen e incluida en la célebre película «Donnie Darko»– nació de un accidente de estudio. Una impronta que inspiró a grupos como INXS, Pixies y The Jesus and Mary Chain, pero no les alcanzó para llenar estadios en Estados Unidos como varios de sus contemporáneos. ¿La razón? «Estábamos tocando para audiencias cada vez más grandes, cuando Mac (Ian McCulloch) se fue de la banda», argumenta Sergeant. «Y no puedes continuar sin el cantante. Tratamos, pero no funcionó».

-Grupos como Arcade Fire han reconocido la importancia que tuvo Echo & the Bunnymen en sus inicios. ¿Puedes identificar la huella de la banda en las nuevas generaciones?

-Eso es bueno. Nuestro trabajo consiste en inspirar al resto, tal como la Velvet Underground y Tom Verlaine me enseñaron un montón de cosas. Todo el mundo influencia a lo que viene después. Desafortunadamente, hoy la gente casi no necesita inspiración y pueden hacerlo todo desde un computador. Es un poco extraño y falso ponerse a editar cosas, ¿sabes? No es real. Tú pones un disco de blues o soul de los’60 y es real. Las bandas actuales no creo que vayan a durar. En cien años más, la gente seguirá escuchando «The tears of a clown» (de Smokey Robinson &  the Miracles), pero no a Beyoncé. No es real, son solo tonterías.

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