¿Puede la tecnología pensar? Watson, la flamante joya de IBM, no solo lee y procesa toneladas de datos, sino que también entiende el lenguaje humano. Hoy reside en varios de los centros médicos más importantes de Estados Unidos y sus análisis serán claves para crear tratamientos más efectivos contra el cáncer. Guillermo Tupper, desde Orlando (Florida).
(Artículo publicado en el cuerpo Vidactual de El Mercurio. Junio del 2014)
La historia de Jeopardy! -el más emblemático de los concursos televisivos de trivia en Estados Unidos– tiene un antes y un después de aquel verano del 2011. En una exhibición inédita, los dos mayores ganadores del programa se midieron contra un oponente que nunca había subido a ese podio, tampoco sonreía y respondía cada pregunta con el mismo tono monótono. Se trataba de Watson, una gigantesca máquina de IBM con habilidades cognitivas y que llevaba años de práctica para derrotar a sus contendores humanos. El resultado sorprendió hasta al más escéptico: Watson los venció con una amplia ventaja y fue capaz de adivinar preguntas de los Beatles, la historia de los Juegos Olímpicos y personajes literarios. «Le doy la bienvenida a nuestros nuevos computadores supremos», dijo Ken Jennings, el informático que había ganado 74 veces seguidas el programa y esa vez se fue derrotado sin apelaciones.
Bautizado con el apellido del fundador de IBM, Watson era el último eslabón de una serie de máquinas diseñadas por la compañía para enfrentar al hombre con la tecnología (cómo olvidar a Deep Blue, el computador que batió al maestro ruso del ajedrez, Garry Kasparov, en 1997). Sin embargo, sus aptitudes iban mucho más allá y se basaban en tres grandes pilares: era la primera máquina capaz de entender el lenguaje natural del ser humano; formulaba hipótesis con seguridad; y, además, podía aprender de forma ilimitada. Tras el triunfo en Jeopardy!, los investigadores comprobaron que no solo se trataba de un aparato novedoso; también abría una gran oportunidad de negocio que cambiaría las reglas del mercado.
Tres años después, Watson fue una de las mayores atracciones de Innovate 2014, la reciente convención que reunió a más de cuatro mil personas en Orlando (Estados Unidos). En esta edición, sus creadores mostraron los avances del súper computador en el área de la medicina. En marzo pasado, el Centro del Genoma de Nueva York (NYGC) e IBM anunciaron una iniciativa para probar un prototipo único de Watson que ayudará a los oncólogos a crear tratamientos más personalizados para los enfermos de cáncer. ¿El motivo? A pesar de los avances, entre el 20% y el 44% de los diagnósticos iniciales a pacientes con cáncer son errados. Con la profundidad y velocidad de Watson, los médicos podrán analizar datos genéticos y determinar cuidados médicos mucho más efectivos.
Actualmente, Watson es capaz de manejar millones de páginas de datos disponibles en estudios, literatura médica e indicaciones terapéuticas. Pero en el futuro también podrá analizar imágenes y videos. De hecho, en enero de este año se demostró que podía leer rayos X. «En el corto plazo, seremos capaces de ver ese Rayo X y revelar y descifrar información a partir de esa imagen», dice Stephen Gold, vicepresidente del Grupo Watson de IBM. «Imagina un sistema que no solo puede sostener una pregunta y respuesta y seguir ese patrón, sino uno que también tiene la habilidad de debatir y formular una estrategia. Allí es donde los sistemas se dirigen y esas son las cosas en las cuales estamos trabajando hoy».
Elemental, querido Watson
El milagro de Watson no hubiese sido posible sin un conversor llamado Big Data. Veamos: el 90% de los datos acumulados en el mundo se han creado en los últimos dos años. Cada día se escriben 400 millones de tuits y cada minuto se crean 571 páginas web y suben 72 horas de video a YouTube. Para los directivos de las compañías esto es un gran problema, ya que el 80% de esta información está desestructurada. ¿Qué se hace con todo este caos? La respuesta se llama Big Data, una herramienta que sistematiza los datos y los convierte de forma automática en información para facilitar la toma de decisiones. Gracias a este sistema, Obama ganó las últimas elecciones, ciudades como Las Vegas redujeron su porcentaje de delitos violentos y Luis Felipe Scolari -técnico de la selección de Brasil- pudo acceder a los ‘sentimientos’ que despertaba su equipo en Twitter.
La tecnología Big-Data es el combustible que alimenta a Watson y lo ayuda a realizar diagnósticos. Desde hace dos años, uno de sus ejemplares reside a tiempo completo en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center– uno de los centros médicos más importantes de Nueva York– y maneja los datos de un millón y medio de fichas de pacientes y 42 publicaciones médicas. Con esta información, el súper computador puede predecir síntomas, determinar el historial clínico personal y familiar del paciente y ayudar al oncólogo a resolver cuál es el tratamiento ideal. «Esto no quiere decir que vaya a reemplazar a los médicos», dice Gold. «Hay síntomas físicos que solo un doctor puede detectar en la consulta. Pero, en vez de recurrir a sus libros de medicina, tendrá un asistente que siempre estará encendido y disponible».
Los beneficios de Watson no solo serán visibles en la medicina. En la reciente edición de IBM Innovate, la compañía premió a los tres mejores proyectos que aplicaron los servicios de Watson en sus respectivas áreas. Uno de ellos fue Red Ant, una compañía inglesa que asesora a diversas empresas de retail. Analizando los datos demográficos de los clientes, su historial de compra y lista de deseos, Red Ant y Watson lograron entregar ofertas personalizadas y únicas para cada uno de ellos. En el futuro, la intención es que estas recomendaciones lleguen a través de anteojos o relojes inteligentes para maximizar las posibilidades de venta.
Para los expertos, esta tecnología se anticipará cada vez más a las necesidades de los consumidores y cambiará la forma en que los usuarios se relacionan con las marcas. «Hay un montón de dispositivos que están generando un montón de información. Estos datos son los que Watson va a poder digerir, analizar y direccionar», dice el chileno Enrique Donoso, ejecutivo de IBM para Sudamérica. «Todas estas cosas que veíamos en dibujos animados como ‘Los Supersónicos’ van a ser una realidad en el corto plazo. Vamos a tener a alguien con quien comunicarnos y que nos va a conocer muy bien».
Stephen Gold: «En el futuro, experimentaremos Watson de muchas formas»
En enero de este año, IBM anunció la inversión de 1 billón de dólares para crear una unidad dedicada íntegramente al desarrollo de Watson. Según Stephen Gold, se trata de una tecnología que estará disponible para todo el mundo en el corto plazo. «Es un servicio que va a tomar diferentes formas a través de teléfonos móviles, tablets o computadores. Pienso que, en el futuro, todos experimentaremos Watson de muchas formas y en varias ocasiones al día».
-¿Qué similitudes tiene Watson con aquellos robots que veíamos en películas?
«Los seres humanos siempre hemos estado fascinados por la ciencia ficción y los computadores que nos hablan. Lo vimos en «2001: Odisea del Espacio» y «Terminator». La diferencia es que esta es una tecnología real y, al mismo tiempo, una esperanza. Watson no piensa igual que nosotros y tampoco puede unir dos conceptos distintos y formar una tercera opinión. En lo que sí es muy bueno, es en descubrir conocimiento, patrones y contenido relevante. Esto no es ciencia ficción, se trata del presente y cómo hacer que la gente sea tratada de una forma diferente».