Este miércoles, Protistas serán los protagonistas estelares de nuestra segunda fecha del Ciclo Arde El Horizonte. En esta extensa entrevista, nos cuentan de cómo sobrevivir a la partida de dos integrantes, los mitos del ‘paraíso del pop chileno’ y porqué se desencantaron de la izquierda política.
(Entrevista publicada en Horizonte.cl. Enero del 2014)
Ubicado en pleno corazón de Ñuñoa, el refugio de Protistas es un pequeño departamento de calle Condell. Es uno de los días más calurosos del verano santiaguino y tres cuartos de la banda amenizan el almuerzo con un vinilo de 13th Floor Elevators mientras conversan sobre su nuevo disco, el más ambicioso de su carrera. “Las canciones están en un proceso peligroso”, dice Álvaro Solar, cantante, guitarrista y compositor principal. “Algunas están más definidas, otras han ido cambiando constantemente. Pero hay un cuerpo de trabajo que está consolidado”, agrega sobre el lanzamiento que verá la luz el primer semestre de este año.
Para Protistas -cultores de un sonido que crece por un carril independiente y paralelo a la mediática camada del pop chileno- el disco cierra un período lleno de cambios bruscos. En los últimos dos años, la banda perdió a dos de sus integrantes (el guitarrista Francisco Marín y el bajista Benjamín Varas, quien se ganó una beca a Londres) y, a pesar de las turbulencias, la palabra ‘receso’ jamás estuvo en los planes. “Nunca se detuvo el hecho de hacer música y eso nos ayudó harto”, dice Andrés Acevedo, baterista y fundador. “Si hubiéramos tenido un congelamiento, quizás habría sido distinta la forma de volver a tomar las canciones. Quién sabe”.
En reemplazo llegaron el bajista Alejandro “Pelao” Palacios y el guitarrista Julián Salas, un viejo conocido de la escena punk-hardcore local y cuyo estilo que no esconde la influencia de Roger McGuinn. “Para mí, el hardcore nunca fue un espacio hermético”, dice este último. “A los 16 años, ponerme a escuchar a las bandas del sello Dischord me llevó a apreciar a The Byrds o Johnny Marr”. Con esta formación, Protistas marcó presencia en Norteamérica durante el 2013: estuvieron en festivales grandes como el South by Southwest de Texas y el NRML en México, además de la versión chilena de Lollapalooza. Su canción “Videocámara” fue incluida en la banda sonora de la serie de MTV Último Año y ese mismo tema inspiró un álbum de remezclas donde participaron grupos amigos como Picnic Kibun y Caravana.
La entrada de nuevos miembros también renovó las ganas de explorar nuevos territorios. Varias de las canciones nuevas podremos escucharlas este miércoles 15 de agosto, cuando Protistas encienda la segunda fecha de nuestro ciclo Arde El Horizonte en la Sala SCD de Bellavista. “Hay un ánimo de buscar formas nuevas de hacer las cosas”, dice Acevedo. “Estamos buscando distintos sonidos dentro del disco y que tenga más variedad de canciones. Si tú escuchas ‘Las Cruces’ tiene un ritmo bastante permanente, aquí a lo mejor van a haber distintas velocidades. Esos detalles de ejecución musical van a ir marcando una escucha que debería ser distinta. Sin perder la esencia de la banda, se debería sentir como un disco más explorativo”.
Guitarras en Puerto Varas
Desde muy niño, la música surgió para Álvaro Solar como una necesidad espontánea. Pese a que nació en Viña del Mar, vivió gran parte de su adolescencia en Puerto Varas (“el sur lo tengo muy impregnado”, dice) y algunas de sus vivencias de la época inspiran el realismo mágico de las letras de Protistas. El concepto que rodea a las canciones de Las Cruces–el último disco de la banda- habla de un niño disfuncional que crece bajo una educación católica y pasa de la niñez a la adolescencia en un pueblo maldito. “Las letras de Protistas tienen cosas concretas y también fantasías, son dos mundos que están confrontándose. En ese disco todas las letras tienen que ver con mi infancia y adolescencia, pero no necesariamente todo eso pasó”, afirma.
En el hogar de Solar, la música ni siquiera era un tema. “Soy como de los suburbios”, cuenta. “Recibí una educación que aspira a que su hijo esté en un lugar a salvo y protegido del mal. Pero el mal siempre aparece”. Atraído por las clases de música del colegio, Solar aprendió a tocar guitarra de manera autodidacta. En vez de aprender covers, su pasatiempo favorito era sentarse a componer y sus primeros grupos de colegio cultivaban un sonido grunge (años después, samplearía ‘Dumb’ deNirvana en la canción ‘Volar en Llamas’ del disco Nortinas War).
El 2001 Solar conoció a Andrés Acevedo y la química musical fue inmediata. De inquietudes diversas, Acevedo es un montajista audiovisual con experiencia en televisión y documentales y abandonó su papel de crítico de rock en sitios especializados cuando empezó a tocar la batería. “Sentí que eran mundos un poco irreconciliables”, dice. “Mi propia forma de abordar la música no era una forma experta, sino que partió desde la inseguridad. Entonces, no me sentía con los papeles de decir ‘oye, este tipo hace tal cosa mal’, si yo mismo estaba aprendiendo”.
El primer embrión de Protistas fue A.Solar & Niño Invento, un dúo de corte acústico que alcanzó a editar un solitario disco en 2005. “La parada de ese momento era tratar de componer desde la desnudez de una canción folk-rock”, recuerda Acevedo. “Ahí se armó una base que sigue hasta hoy”. La primera formación de Protistas incluía a Solar en guitarra electroacústica, “Pancho” Marín en eléctrica y Acevedo aporreando una batería hechiza. Y así salió “Nicaragua”, la primera canción del repertorio protista y que Solar escribió justo después de terminar una larga relación amorosa. “Pasó algo automático que al tiro hice una canción”, dice. “Cuando uno termina, tiene un montón de tiempo de sobra y decidí aprovecharlo para volver a formar una banda y escribir canciones”.
Desde sus primeras tocatas, Protistas cosecharon elogios, ya sea por su novedosa propuesta como por la explosión de sus presentaciones en vivo. Si Nortinas War -su disco debut- incorporaba elementos tribales y sonidos nortinos, Las Cruces era una colección de canciones pop con aura dark e imaginario surrealista que escaló en todas las listas de lo mejor del 2012. Siempre fiel a una identidad que ellos mismos se han encargado de bautizar como “pop salvaje”, debido a sus ritmos simples y letras de alto vuelo poético.
“Es extraño, pero la música de Protistas tiene un doble filo”, dice Solar. “La gente me dice: ‘escuché ‘Las Cruces’ y, al principio, me sonó súper clásico pero después le di unas vueltas y me di cuenta de la particularidad de eso’. Creo que la banda tiene una particularidad dentro del panorama santiaguino y tiene que ver con una forma de aproximarse a la música. Más allá de la camada del pop, hay una serie de bandas que están puliendo un sonido que se escapa de la definición rápida y conglomerada de un sonido estereotipado chileno. Y manejan elementos que, para la visión del pop, son más difíciles de encasillar. Un ejemplo es Nuevacosta, que tienen un camino súper serpenteante en búsqueda de su propia identidad. Y eso es bueno”.
El nuevo pop chileno
La historia ya es conocida: en febrero del 2011, el diario español El País publicó un artículo llamado “Chile, nuevo paraíso del pop”, donde destacaba la camada de bandas y solistas encabezada por Gepe, Javiera Mena, Dënver, Astro y más. A pesar de que tienen muy buena relación con la mayoría de ellas, Protistas toman distancia del boom mediático. ““Es una huevada muy chilena”, dice Solar. “Como el otro día, cuando armaron el medio hueveo porque llegó el tipo de (la revista) Rockdelux (Santi Carrillo) y dijo ‘en Chile se ha perdido el contenido político en la música’. ¡No me digas! ¡Gracias por venir de Europa a decirme eso! Tanta razón que tiene ese hombre (risas)”.
-Más allá de eso, ¿extrañan un discurso dentro de esta escena? Si bien Protistas no es una banda política, ustedes han tocado en varios liceos y marchas pro-movimiento estudiantil.
Solar: Pero también hemos tocado para Converse y una pizzería. ¡Hemos tocado en todos lados! Desde chico tengo una conciencia de izquierda pero, para plantear el tema político hoy en día, es muy fome y poco inspirador tomar la consigna que escuchaste de tus padres.
Salas: Somos unos desilusionados de la izquierda. Estamos en una especie de limbo. El Partido Socialista y toda esa huevada la han estado puro cagando. Y, a la vez, no hay otro referente al cual seguir. Entonces, yo siento que esta escena de bandas crea una realidad paralela.
Solar: En términos de contenido y forma de hacer música, parte del mundo de Protistas es muy poco comprometido. Las letras muchas veces hablan de la cotidianeidad y también la forma de tocar música tiene muy poco asidero profesional en lo que debería ser un negocio musical. Y eso muchas veces también nos trae problemas.
Acevedo: Es un hecho que cualquier público le va a exigir a una banda que tenga lugares donde mostrarse y que sus grabaciones tengan cierta calidad. Y eso no se logra si uno no se abre a vitrinas que, a lo mejor, podrían ser molestas como un mall o una tienda. Y eso no quita que, si queremos tocar gratis en otro escenario que esté más marcado por una consigna política, lo vayamos a hacer. No creemos que exista una contradicción… . Sin ningún ánimo de criticar o echar para abajo, el caso de Javiera Mena es el de una artista que decide por un modelo de trabajo mucho más sólido en términos económicos. Y eso redunda en todo: en su música, en su forma de gestión, en cómo se viste y todos esos detalles. Nosotros concientemente rechazamos toda esa estética y política, pero tampoco queremos quedarnos afuera de la repartición de los recursos que nos permitan subsistir. Y eso es lo complicado.
-¿Todavía hay gente que los mira con malos ojos si tocan para marcas?
Acevedo: De repente me pasa que sale un amigo y me dice ‘qué taquilla Protistas, qué hipster’. Y tú le decís: ¿qué huevada? Piensan que uno vive una forma de vida que no es la realidad. Es una construcción que se hacen a partir de Facebook, los carteles y no sé qué otras cosas.
Salas: Lo que es verdad es que el cuento se ve mucho mejor desde afuera de lo que realmente es.
Solar: Yo siento que (Cristóbal) Briceño (vocalista de Ases Falsos) es bien político y su actitud tiene un contenido bastante crítico. Y después si te vas a meter a la nueva cumbia chilena, hay un montón de bandas con una conciencia mucho menos cotidiana. En el punk, para qué decir. Lo que pasa es que en el mundito que nos manejamos, tal vez nadie se moja el poto.
Con el sucesor de Las Cruces –el que muy probablemente será editado por Quemasucabeza- Protistas pretende dar el salto definitivo. “Lo que esperamos es que este disco tenga más movimiento que el anterior”, dice Acevedo. “Yo siempre me quedé con la sensación de que son muchas las canciones buenas de ‘Las Cruces’ que deberían haber tenido más luz y eso también pasó mucho por nosotros. Faltó un poco más de gestión”. A pesar de que el disco marcará un quiebre con los anteriores, la banda asegura que mantiene la esencia de la banda. Un universo al que la etiqueta “rock” siempre le ha quedado incómoda.
“Protistas no es una banda estridente. Por lo general la distorsión se ocupa para acentuar cosas, pero nosotros somos una banda de guitarras limpias y cristalinas”, afirma Solar. “En ese sentido igual tengo mis sentimientos encontrados con la fiebre del reverb, que marca a una generación paralela a nosotros. Si bien nos gustan los efectos, en Protistas nos gusta el sonido limpiecito y que lo puedas sentir al lado, un poquito más natural”.
“Todos aprendimos a ser músicos tocando acá”, agrega Julián, el guitarrista con pasado hardcore. “Protistas tiene la dualidad de la dinámica de abajo/arriba del grunge pero al revés. Ahí está la gracia. En la contención están las partes más emocionantes”.