Este miércoles, Fakuta y la chelista Felicia Morales serán las encargadas de prender la primera fecha del Ciclo “Arde el Horizonte” en la Sala SCD de Bellavista. A pocos meses de lanzar su segundo disco, la cantante de “Aeropuerto” habla de su gusto por el soul y R&B contemporáneo y cómo enfrentarse al mundo para escribir canciones pop a tiempo completo.
(Texto publicado en Horizonte.cl. Enero del 2014)
Su devoción por Michael Jackson y la música de raíz afroamericana es un rasgo inequívoco que ha cruzado la historia de Fakuta (álter ego de Pamela Sepúlveda, arquitecta y músico), una de las solistas más sobresalientes de la nueva camada de pop chileno. Una muestra de aquello ocurrió a los tres años, con una anécdota que sus papás se encargan de recordar cada vez que hay visitas en la casa. “Era un show del colegio y una niña estaba bailando ‘Thriller’. Yo me subí a bailar con ella y dejé la cagada. Así que esa podría calificar como mi primera incursión en el escenario”, dice entre risas. “Hace poco escuché los demos de ‘Thriller’ y me dieron ganas de hacer mi disco de nuevo y que sonara así: como ‘Thriller’, pero mucho más pobre y amigable”.
Hace tres años, Fakuta irrumpió en la escena local con “Al Vuelo” (Michita Rex, 2011), una colección de canciones pop de atmósferas cálidas y sintetizadas que escaló entre lo más destacado de ese año. Si en esa primera etapa solía estar acompañada en el escenario por The Laura Palmers -un trío de coristas que recreaba la tradición de los grupos de la Motown-, hoy alista banda nueva y un sucesor inspirado en los discos de soul y R&B contemporáneo que escuchó durante el año pasado. Este miércoles 8 de enero podremos escuchar un pequeño adelanto cuando Fakuta abra el ciclo “Arde el Horizonte”, en la Sala SCD de Bellavista, en una fecha doble junto a su amiga –y ex integrante de Laura Palmers- Felicia Morales.
“A diferencia del disco anterior, siento que ahora tengo más claras las influencias. Para mí era un problema cada vez que me preguntaban eso, porque estaba escuchando música súper poco actual”, confiesa. “Entre ese disco y este, he escuchado un montón de música de ahora y me fijo mucho más en cómo se hacen ciertas cosas. Pero me gustaría absorber esa esencia que tienen los negros. Ellos crean un estado de ánimo que es muy nocturno y sensual (risas). Es muy rítmico, pero no histérico. Siempre están cool, eso me encanta”.
Entre sus favoritos del 2013, Fakuta nombra al último disco homónimo de Beyoncé y Cupid Deluxe del productor inglés Blood Orange. “Ahora se da que en el pop aparece muy fuerte lo experimental. Esos dos discos representan mucho lo que te decía antes: no sé si hay canciones tan buenas, pero es como entrar a una dimensión de un sentimiento muy rico que te da el sonido”. El segundo LP de la cantante –que será producido por De Janeiros, la dupla formada por Milton Mahan y Pablo Muñoz– espera tener su primer single en marzo y también marca un viraje en sus letras. Si “Al Vuelo” era una colección de canciones que hablaban del paso a una adultez verdadera, ahora Fakuta habla desde los contrastes de una persona que vivió para contarlo.
“En este disco agarré toda la parte fea. Es como “ya soy grande, soy adulto, la sociedad es muy mala’. Igual está bien oscuro en ese sentido. Hace tiempo tenía una frase que me gustaba para ponerle al disco y que era “Vida Animal”. Trabajaba como arquitecto, al mismo tiempo que escribía canciones, y cada vez la cosa se me hacía más dura y heavy. Me hacía sentido esa vibración de sentirse un poco más animal y no tener tanto autocontrol. Las letras siguen siendo existenciales pero, mientras las del primer disco hablaban de mi interior, ahora ya estoy enfrentada al mundo”.
Armar y desarmar
Si hubiese que imaginar a Fakuta en su infancia, habría que hacerlo encerrada en su pieza, ensayando sus primeras melodías con su teclado casero. Sus largas horas de creación indoor contrastaban con los largos viajes en micro que hacía desde su hogar en La Florida hasta el liceo Carmela Carvajal. “En Santiago quedamos los más pernos, en vez de los más vivos”, dice. “La gente que vive acá crece muy dentro de la casa. En mi caso, era una opción personal, pero hay otros a los que no los dejan mucho salir a jugar. Se crea un mundo interior dentro de tu pieza que es muy distinto al de la gente del campo o regiones.”
La cosa cambió radicalmente en la adolescencia, cuando Fakuta eligió ser nómade con la música como excusa. A los 14 años fue a ver en vivo aMarilyn Manson (“Me acuerdo que había un montón de gente grande y famosa”). Luego aprendió a tocar bajo e integró varias bandas de mujeres. Y después conectó con un colectivo de músicos que no sólo buscaban nuevas formas de distribuir su música sino también de crear: Golden Baba, World Music y El Banco Mundial fueron algunos de los proyectos de esa etapa. Hasta que, un buen día, decidió lanzarse en solitario.
“Cuando estaba terminando la universidad, me vino un sentimiento de soledad. Y tenía discusiones con amigos , porque en esa época está la creencia de que vas a hacer música por hobbie. Y yo me di cuenta que no, que era una cosa que quería hacer por siempre. Y veía que un montón de amigos dejaban de tocar porque para ellos era más importante conseguir pega, tener su plata y comprarse las cosas que siempre quisieron. Y dije: ¿qué pasa si no queda nadie en este mundo, cómo voy a sobrevivir? En ese tiempo, casi todos los músicos con los que me juntaba, como Dadalú o el Nawito (El Banco Mundial), tenían proyectos solistas y me decían que me uniera”.
Al principio, el proceso no fue fácil. “En ese momento no había nada de esto del pop chileno, sólo Gepe y Javiera Mena. Siempre pensé que mi disco solista iba a ser muy experimental y de repente empecé a hacer las canciones que hacía cuando tenía 15. Tenía que ver con asumirse y perder la vergüenza. Yo nunca tuve el sueño de ser una rock star… demás que sí a los cinco años, pero después lo perdí. Me sentía bien tocando el bajo en grupos, era mucho más relajado que no estar a la cabeza. Pero ahí es cuando también aparece el rol del arquitecto. Y es bacán”.
– En “Al Vuelo” decías que tratabas de evitar el “oportunismo” del hit. Que te encantaba cambiar la base de una canción a medio camino y experimentar . ¿Es algo que volviste a aplicar en el disco nuevo?
– Mi primera intención con este disco era hacer hits. Y una vez que tenía las canciones que me parecían hits, empecé a pensar que faltaba lo otro. A mí me gustan los discos que tienen su lado B súper claro, entonces también tiene ese contrapeso. No tengo la intención de que todo el mundo baile desesperado, como si el mundo se fuera a acabar. Me gusta mucho más el ritmo de medio-tiempo, de movimiento de cadera, piola. La idea es que la cosa sea más movida, pero a mi ritmo. Soy mucho más lenta y relajada. Eso es lo que me gusta.